traducciones, traduzioni, translations  Hector Zapatero - Traductor/Profesor de Inglés, Italiano y Español
 

 

MUESTRA DE TRADUCCIÓN DE ITALIANO A ESPAÑOL

 

Muestra de traducción No. 1:  Extracto de "Historia del Desarrollo Industrial Italiano" (Rosario Romeo, 1961)

ITALIANO (texto original): 

 

Traducción al ESPAÑOL: 

Furono i settori più moderni e dinamici, e anzitutto la siderurgia e l'industria cotoniera, le forze che più energicamente lottarono, insieme con la grande cerealicoltura, per l'approvazione della tariffa del 1887. Le forze nuove del capitalismo italiano venivano così a incontrarsi con gli esponenti dell'agricoltura, e diciamo pure dei settori più retrivi dell'agricoltura. In effetti, sotto i colpi della crisi agraria là cerealicoltura nazionale aveva cominciato da anni a invocare tariffe protettive. Ma se questo protezionismo granario servirà a salvaguardare nella pianura padana i centri più avanzati dell'agricoltura nazionale, servirà anche a mantenere nel Mezzogiorno le condizioni di arretratezza di una cerealicoltura ancora radicata nel latifondo a coltura estensiva. Da ciò le polemiche violentissime che si volsero, allora e poi, dentro questo "blocco industriale-agrario", che faceva pagare ai consumatori l'alto livello della rendita fondiaria e che, rincarando le derrate alimentari e perciò i salari operai, finiva per ostacolare lo stesso sviluppo industriale.

Tuttavia, è difficile pensare che dalla situazione determinatasi nelle campagne italiane si potesse agevolmente uscire per altre strade. La trasformazione della cerealicoltura in altre produzioni avrebbe richiesto un'opera di trasformazione agraria ingentissima, specie nel Mezzogiorno, per la quale mancavano, a non dir altro, i capitali necessari. Ora, come ha scritto il Corbino, "capitali non ce n'erano, e la gente non voleva, né poteva, aspettando, morire di fame". Comunque, la protezione granaria finì per imporsi, così da ascendere prima da 3 a 5 lire a quintale, e poi a 7,50. Persino uomini che sulle prime l'avevano avversata, come il Fortunato e il Sonnino, finirono più tardi per farsene sostenitori, in nome degli interessi formatisi nel frattempo, della necessità di compensare l'agricoltura della protezione concessa all'industria, del Mezzogiorno; mentre i liberisti più coerenti, come l'Einaudi, continuarono nelle loro polemiche, appellandosi proprio all'interesse generale del mondo rurale, sacrificato alla tutela dei particolari interessi della sola granicoltura.

E, accanto all'agricoltura, un'altra vittima veniva in primo piano dopo la tariffa del 1887; ed era il Mezzogiorno, che certo ne venne colpito, non solo per le difficoltà incontrate dalle sue esportazioni agricole specializzate dopo la riduzione delle nostre importazioni industriali; ma anche per l'obbligo, che il protezionismo impose al consumatore meridionale, i cui redditi venivano così falcidiati, di acquistare sul mercato interno i prodotti industriali, a prezzi assai più alti di quelli esistenti sul mercato internazionale. In tal modo, il meccanismo di sviluppo dell'economia italiana, che già nel periodo precedente si era fondato su una gravosa compressione delle campagne, con la tariffa del 1887 si imperniava sullo sfruttamento del mercato meridionale da parte dell'industria del Nord, ormai abbastanza forte per invadere il terreno abbandonato dalla concorrenza estera. Si veniva così ad accentuare, tra Nord e Mezzogiorno, il tipico fenomeno della concentrazione delle iniziative e dei capitali nelle zone più progredite, le cui condizioni di favore tenderanno perciò ad accrescersi rispetto a quelle già più arretrate del Mezzogiorno.
  

 

 

Los sectores más modernos y dinámicos, sobretodo las industrias siderúrgica y algodonera, fueron aquellos que lucharon con la mayor energía junto a los productores de cereales para lograr la aprobación de la tarifa aduanera de 1887. De tal manera los nuevos protagonistas del capitalismo italiano comenzaron a trabajar con los agricultores, incluso los de los sectores agrícolas más atrasados. De hecho, los productores de cereales habían comenzado a pedir tarifas proteccionistas para defenderse de la crisis agraria desde hacía ya varios años atrás. Pero aunque el proteccionismo logró proteger a los centros agrícolas más avanzados de la llanura Padana, en el sur de Italia (adonde la producción de cereales todavía estaba basada en el latifundio de agricultura extensiva) lo que hizo fue mantener el retraso en las condiciones de producción. Surgieron polémicas violentísimas al interior de este "bloque agrario-industrial", que encarecía los precios de los alimentos para hacer recaer sobre el consumidor los altos costos de las haciendas, y que, aumentando los precios de los productos agrícolas y así también los salarios de los obreros, terminava por obstaculizar el desarrollo industrial.

Sin embargo, era difícil resolver de otra manera el problema que se había creado en los campos. La conversión de la producción de cereales en otros tipos de producción hubiera requerido una transformación agraria enorme, sobretodo en el sur de Italia, y faltaba el capital necesario - entre otros factores. Ahora bien, como ha escrito Corbino: "faltaba el capital y además la gente no quería ni podía morir de hambre mientras esperaba". El proteccionismo terminó por imponerse y el precio del quintal de grano subió, primero de 3liras a 5 liras, y luego a 7.50 liras. Incluso polticos que al principio se habían opuesto, como Fortunato y Sonnino, terminaron por apoyarlo en nombre de la necesidad de compensar a la agricultura por el proteccionismo concedido a la industria en el sur del país. Por su parte, los liberales más coherentes, como por ejemplo Einaudi, continuaron sus polémicas en nombre del interés general del mundo rural, sacrificado (según ellos) a la tutela de los intereses particulares y exclusivos de los productores de cereales.

Además de la agricultura, la tarifa aduanera de 1887 causó otra victima: el sur de Italia. Este se vió afectado no solamente por las dificultades que encontraron sus exportaciones agrícolas especializadas luego de la reducción de las importaciones industriales, sino además por la obligación de comprar en el mercado interno los productos industriales que el proteccionismo impuso al consumidor del sur, a precios mucho más altos que los del mercado internacional (y por ende con menoscabo de sus rentas). De tal manera el desarrollo industrial italiano, que en el período precedente se había basado en una fuerte asfixia de los campos, con la tarifa de aduanera 1887 pasó a basarse en la explotación de los mercados del sur del país por parte de las industrias del norte, ya suficientemente robustas para colmar el vacío dejado por el retiro de la competencia exterior. Así se acentuó el fenómeno característico de la concentración de las iniciativas y los capitales en las zonas más avanzadas del norte, cuyas condiciones favorables se acentuaron con respecto a las condiciones ya de por sí más atrasadas del sur de Italia.
 

 

- Traducido por Héctor Zapatero.